Los esposos de origen dominicano, Vincente y Chantal Esteves, llevaba una vida de lujos. Ella con joyas por más de dos millones de dólares, mansiones, lujosos automóbiles y detrás, un negocio de contrabando de cocaína que desde su país, la República Dominicana, introducían a Nueva Jersey, vía Atlanta, según los fiscales.
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